LA VACA
Setos resecos sepultaban sigilosas las sombras del sendero
por donde saltaban liebres libres entre lilas, seres sensibles, animales
ajenos a la sangrienta explotación capitalista.
La luz excesiva y los cielos claros, el sol, el sudor, la
sed , saciaban las palabras de eses como si fueran sudarios.
Silvia Salazar Salinas come hierba ,silba y canta linea con l líquida y mirada dulce.Un locutor saca bolas, seseinta y seis : sentencia y sigue. Silvia Salazar Salinas siente vértigo.
Silvia Salazar tiene seseinta años , que es una edad importante, una vaca por ejemplo ya estaría muerta. Silvia Salazar come como un bovino pero es humana y además va al bingo, aunque a las vacas seguramente no les gusta el bingo, ni le gusta comer humanos, ni matarlos vivos pero esto es también otra historia.
Grupos de desconocidos, manadas, parejas y familias enteras rumian , se alinean en las lisas mesas circulares, aleatoriamente .Alguien toca la lira y todos juegan al bingo, consumiendo cubatas de largos vasos largos. Pero esto ,más bien, no es literal literal, sino accidental.
Silvia Salazar Salinas lícitamente, silba, linea, y linea y linea. La adrenalina corre por las lisas venas, la invitan a Champan y ante el serio asombro de todos, se sube a la mesa y se desnuda susurrando, arrastrando el sonido sssss , como quien se quita el sudario negro y blanco y suelta a los cuatro vientos que es vegana y binguera
Los camareros no dan credito, la gente grita, ella la lia y lia y lia,. Está en estado de éxtasis, gira y gira, siente calor, mareo, frío, vértigo, da vueltas y vueltas
Como un animalillo asustado en un bosque nocturno, Silvia Salazar Salinas cree que es una vaca y salta sobre la hierba verde.
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