—Una espinita que me tenía que sacar yo con lo del Toni.
—Ya te lo decía yo, chiqui, que a la tercera va la vencida. Es que menudo canalla, hacerte eso a ti y a los niños. Pero cuéntame, ¿qué le has hecho para meterle un gol?
—Que me harté de pasarlas canutas, Mari. Que un día mirando si el nene había hecho los deberes vi una nota para su padre que decía «Papá, me da igual que no le pagues la pensión la mamá, yo te quiero igual. Pero cómprame Nesquik, que el cacao soluble del Dia sabe a lápiz Alpino». Me imagino al nene yéndose a clase sin desayunar, el pobrecito, jugando en el patio a medio gas.
—En menudo charco estará el Toni. Te quedaste con la caña preparada, ¿no? ¿Qué hiciste?
—Labores defensivas, nena, labores de-fen-si-vas. Apreté los dientes y llamé a la abogada de Mariví. Un chicharro como una catedral con la demanda que está preparando, va a sacar petróleo. Por esta y todas las veces que salió a por uvas, que aún se pensará que cuando llegaba a las 5 a casa la camisa se iba solita a que le quitaran el pintalabios.
—Eso no lo sabía yo… ¿eso el Toni? Ahí te falta un gol de la honra.
—Y lo ha habido. El Toni tuvo una empanada y un WhatsApp que iba para “Pachanga 2019” me lo mandó a mí. De pachanga nada, reguetón hasta las tantas. Ya sabes cuál va a ser el primer acto en la vista, capturita de pantalla. Partido sentenciado, que se vaya olvidando de salvar los muebles.
—A ese, ni una mesa Lack.
No hay comentarios:
Publicar un comentario